26 de enero de 2010

Trouble every day




Está lloviendo.


Como tantas otras cosas que no van donde deberían ir, yo adoro la lluvia y sin embargo vivo en la capital de la costa del sol.


C o s t a d e l s o l


Me da escalofríos el nombre. Edificios en primera línea, guiris felices hasta perder el blanco, palmeras, playas de plástico. Y así hasta el infinito. 


Entonces ocurre. Aparece para alegrarme el gesto. Para recordarme que aún quedan rincones. Calles amarillentas donde las fachadas se derriten en los márgenes y las piedras siguen siendo unas más grandes que otras. Aquel café. La carretera que sube para perderse entre murallas. La playa escondida entre árboles. La mujer que canta con su acordeón y deja en ridículo a los dioses.




Quedan los días de lluvia que tanto alivian el peso.







2 comentarios:

  1. Adoro tu blog... Me hace pasar por diversas emociones, siempre, en cada nueva cosa que leo, me gusta, me gusta mucho... Y las imágenes otro tanto...
    Te mando un besote desde acá, el verano caluroso argentino...

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  2. Esos guiris tan rojos, un poco del sol y otro poco por el vino del pimpi, por lo menos nos dejan algo para nosotras, las ciudadanas cotidianas de esta urbe...

    Las callecitas con poesía, olor a humedad y 10º menos.

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